
“Dueto de Shiatsu”, ¡qué bien suena! Parece un masaje musical, y ¿qué más?
El masaje a cuatro manos es una coreografía de maniobras fluidas, suaves y precisas, realizadas con ritmo y de manera coordinada para ofrecer un momento de relajación absoluta que se puede sentir con cada fibra del cuerpo.
Es una experiencia de dulzura, energía y conexión increíble, que lleva a la persona a volver a encontrar el camino de la serenidad.
Transmite sensaciones nuevas para un bienestar total.
Favorece la conexión entre la mente y el corazón en lo más profundo del ser.
Dos especialistas a la escucha atienden a una misma persona: somos una mujer y un hombre para mover al unísono las energías masculinas y femeninas del receptor. La intención es romper el control mental y provocar la rendición sin resistencia al flujo del movimiento.
En este baile, invitamos al cliente a un espacio donde se mezclan toques y mociones totalmente sincronizados, y otros donde no existe la noción de secuencia lineal ni la estructura previsible. Presiones suaves, otras veces más fuertes, con hábil respecto a las limitaciones.
En este encuentro el receptor solo puede ceder el control del cuerpo y abandonarse a la experiencia, entrando en un estado de escucha interna y de concentración en el sentido del tacto y de las sensaciones corporales, donde es posible que afloren emociones contenidas, ignoradas o evitadas. Ese es el momento oportuno de darles atención en el marco de la relación de ayuda que se establece entre cliente y terapeutas.
Así durante la sesión son posibles intervalos de armonía entre los dos terapeutas, donde cada uno es el complemento del otro en su cadencia, y otros de inducción al caos, orientados intencionalmente para romper el control mental de la situación y provocar la rendición sin resistencias al flujo del contacto y movimiento, produciendo sumo bienestar en la persona que lo recibe.
Parece una danza que empieza lentamente y termina en una explosión, en la que el sistema límbico induce una relajación profunda…
Dueto de Shiatsu es también dueto de energía.
El énfasis del contacto del movimiento y la fuerza de las sensaciones físicas desde dos focos suscita en la persona que lo recibe una entrega absoluta.
Cuatro manos movilizan, estimulan o relajan la energía del cuerpo con mayor intensidad, suscitando una entrega absoluta, un viaje placentero, que conecta a la persona con su propia fuente de energía física, emocional y espiritual, y despierta sus propios recursos para conseguir estar lo mejor posible.
Desde este estado es posible una toma de consciencia del estado del cuerpo y al mismo tiempo una regulación natural del organismo, lo que otorga una sensación de descanso profundo, claridad en la mente, equilibrio emocional y vitalidad. El cuerpo vuelve a ser, a estar, simplemente.
Es la gran magia del Shiatsu. El toque que seduce, relaja, calienta y traspasa mucho más allá de la piel. Habla directamente al corazón, a la esencia de quien lo recibe.